A principios del 1900, la línea Ferrocarril Central de Córdoba comenzó a operar uniendo localidades de la mencionada provincia hasta extenderse a Rosario. Poco después, el servicio llegó a la Ciudad de Buenos Aires y a Tucumán, una extensión de relevancia para el transporte de la producción agrícola de la que participó Pérez Millán a partir de la década del 20. La línea pasó a ser “Belgrano” en 1938 y en los 90 “Belgrano Cargas”, disminuyendo notoriamente el transporte de pasajeros que convocaba a los lugareños para “chusmear” quién llegaba o viajaba del pueblo o incluso asombrarse con las maniobras del maquinista.